Cuando pensamos en la optimización del rendimiento deportivo, tanto a nivel profesional como amateur, es necesario centrarse en los métodos de entrenamiento aeróbico y anaeróbico.
El entrenamiento aeróbico permite realizar una actividad lenta y prolongada, mientras que el entrenamiento anaeróbico es rápido y de corta duración. El entrenamiento aeróbico consume una gran cantidad de grasas, mientras que el anaeróbico consume azúcares.
El entrenamiento aeróbico es fundamental para preparar al atleta a mantener el rendimiento durante períodos prolongados. Pensemos en deportes como el ciclismo, el esquí de fondo, las carreras de larga distancia y el cardio-fitness.
El entrenamiento anaeróbico es útil en deportes donde se requiere un esfuerzo máximo en un tiempo reducido, como las carreras de velocidad, el levantamiento de pesas, el salto y el lanzamiento.
El sistema mixto aeróbico-anaeróbico es adecuado para deportes de equipo como el fútbol, el baloncesto, el rugby, el hockey y el voleibol.
Las fases aeróbica y anaeróbica son complementarias, aunque con una prevalencia de la fase aeróbica.
Para desarrollar un entrenamiento óptimo que garantice al atleta el máximo rendimiento en el momento preciso de la competición, es necesaria una programación muy detallada con diferentes fases de entrenamiento.
El sistema anaeróbico consume grasas, pero se activa a partir de los azúcares. Esto crea un equilibrio muy delicado que es fundamental no romper para obtener el máximo del atleta en un momento específico programado.
La base de cualquier actividad deportiva debe ser, en primer lugar, aeróbica, con el fin de mejorar la capacidad respiratoria y cardíaca. La capacidad de utilizar la energía para el rendimiento deportivo es un paso posterior para el atleta. Solo después de esta fase, el atleta se centrará en las exigencias específicas de su disciplina. El estudio exhaustivo del gesto deportivo es, para el profesional, una fase de gran esfuerzo, meticulosa y casi obsesiva, en la búsqueda continua de la perfección.
Durante las fases de entrenamiento, puede ocurrir un momento de deficiencia aeróbica debido al estrés, bajos niveles de azúcar, un estado ansioso causado por la importancia de la competición o por motivos personales, problemas metabólicos o traumatismos por estrés. En el deporte profesional, el control del atleta incluye análisis regulares de sangre, pruebas y controles hormonales, que en las mujeres se realizan antes y después del ciclo menstrual, el nivel de hierro, etc., así como exámenes cardíacos y pulmonares.
El exceso de entrenamiento anaeróbico puede causar lesiones musculares y articulares, un aumento de los triglicéridos y el colesterol, trastornos del sueño y un fuerte estado de estrés.
Prof. Ph.D Francesco Calarco